Diario y recomendaciones de Turismo

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Maimará, el alma de la Quebrada que conquistó al mundo: elegida como el mejor pueblo turístico de 2025

Etiquetas: economias, Jujuy, Maimara, Premio, regionales., Turismo

En el corazón de la Quebrada de Humahuaca, donde los cerros parecen pintados por artistas del cielo y la historia se respira en cada piedra, un pequeño pueblo argentino se convirtió en noticia mundial. Maimará, una localidad jujeña de poco más de cinco mil habitantes, fue distinguida como el “Mejor Pueblo Turístico del Mundo 2025” por ONU Turismo, un reconocimiento que premia a las comunidades que logran equilibrar su desarrollo con la conservación del patrimonio cultural y natural.

El anuncio se realizó durante la última edición del programa Best Tourism Villages, que cada año evalúa pueblos de todos los continentes según criterios como sostenibilidad, innovación, participación comunitaria y autenticidad. En esta edición participaron más de 270 localidades de 65 países, pero fue Maimará la que captó la atención del jurado internacional por la fuerza de su identidad y su modelo de turismo integrador.

Ubicada a pocos kilómetros de Tilcara y a unos 77 kilómetros de la capital provincial, Maimará está rodeada por el impresionante escenario de “La Paleta del Pintor”, una formación montañosa que despliega una gama de colores casi irreal. Las tonalidades rojas, verdes, violetas y amarillas de los cerros conforman una de las vistas más icónicas del norte argentino, y fueron, sin duda, una de las razones por las que el jurado destacó su valor paisajístico.

Pero más allá de su belleza natural, Maimará ha sabido conservar algo mucho más profundo: el vínculo entre su gente y su entorno. Las familias locales participan activamente en la gestión turística, ofreciendo hospedajes familiares, guiados culturales, productos artesanales y experiencias gastronómicas que rescatan recetas ancestrales. No se trata solo de recibir visitantes, sino de invitarlos a formar parte de un modo de vida donde la tierra, la música y las costumbres tienen un valor sagrado.

El reconocimiento de ONU Turismo también premia la apuesta de Maimará por un modelo de desarrollo sustentable. En los últimos años, la comunidad ha impulsado proyectos de energías renovables, tratamiento de residuos y educación ambiental, en articulación con organismos provinciales y nacionales. Estas iniciativas buscan garantizar que el turismo sea una fuente de progreso sin comprometer los recursos naturales ni alterar el equilibrio social.

La vida cotidiana en Maimará transcurre entre el trabajo en los campos, la elaboración artesanal de vinos de altura, las ferias locales y las celebraciones tradicionales. La Fiesta de la Pachamama, en agosto, es una de las más representativas: un encuentro que convoca a lugareños y viajeros en torno a la gratitud hacia la Madre Tierra. También destacan los carnavales quebradeños, el homenaje a los difuntos en noviembre y las celebraciones patronales que llenan de color y música las calles empedradas.

Los visitantes encuentran en Maimará una combinación perfecta entre tranquilidad, autenticidad y hospitalidad. Aquí no hay turismo masivo ni grandes complejos hoteleros: predominan las hosterías familiares, las casas adaptadas para recibir viajeros y los espacios donde la conversación con los anfitriones se vuelve parte esencial de la experiencia. Quien llega a Maimará no solo observa, participa: camina, conversa, aprende, saborea y, sobre todo, se conecta.

Uno de los atractivos más recientes es el Tren Solar de la Quebrada, un proyecto que combina movilidad sustentable con turismo panorámico. El recorrido une distintos pueblos del valle y permite contemplar los cerros desde una perspectiva inédita, sin generar contaminación. Este tipo de iniciativas refuerza el compromiso ambiental que caracteriza a la región.

El impacto de este premio trasciende lo simbólico. Para Jujuy y para la Argentina, representa una oportunidad concreta de posicionarse en los circuitos internacionales del turismo cultural y rural. Las autoridades locales esperan que el reconocimiento impulse inversiones sostenibles, mejore la infraestructura y fortalezca las economías regionales sin perder la esencia comunitaria que distingue al pueblo.

La distinción también refuerza el rol de la Quebrada de Humahuaca como Patrimonio Mundial de la Humanidad, título otorgado por la Unesco en 2003. Este valle, que recorre más de 150 kilómetros entre montañas, condensa siglos de historia andina: pueblos originarios, arquitectura colonial, arte sacro y una tradición viva que ha sobrevivido a la modernidad sin renunciar a su identidad.

En diálogo con medios provinciales, representantes de la comunidad coincidieron en que el secreto del éxito está en la unión. “Maimará es pequeña, pero su gente es grande”, expresó uno de los referentes locales. Y no es una frase vacía: detrás de cada iniciativa turística hay vecinos que decidieron apostar por quedarse, por cuidar su tierra y compartir su cultura de manera respetuosa.

El turismo responsable ha transformado la vida de muchas familias que antes dependían exclusivamente de la agricultura o de empleos temporarios. Hoy, gracias a la llegada de visitantes de todo el mundo, los jóvenes pueden capacitarse, abrir pequeños emprendimientos y proyectar un futuro en su propio lugar de origen. La identidad no se vende: se ofrece como un puente hacia el entendimiento entre culturas.

El reconocimiento internacional llega en un momento de creciente interés por el turismo rural, una tendencia global que busca experiencias más humanas, cercanas y sostenibles. En ese sentido, Maimará representa un modelo inspirador: demuestra que los pueblos pequeños pueden liderar grandes transformaciones cuando ponen en valor sus raíces.

Cada rincón del pueblo invita a la contemplación. Desde el cementerio en lo alto del cerro, con sus tumbas adornadas por flores multicolores, hasta el mercado artesanal donde se entrelazan aromas de especias y tejidos de lana, todo en Maimará parece hecho a escala humana. El visitante no necesita mapa: basta seguir los colores, los sonidos del charango y las sonrisas de quienes viven allí.

Con este galardón, Maimará no solo se consagra como destino turístico, sino también como símbolo del orgullo nacional. Es el reflejo de un país diverso que, en medio de sus desafíos, conserva lugares donde la autenticidad y la calidez siguen siendo valores esenciales.

A partir de ahora, el nombre de este pequeño pueblo resonará junto a los de otros destinos consagrados, pero con una particularidad: su éxito no depende del lujo ni del marketing, sino del poder de su gente y de la belleza que la naturaleza le regaló.

Así, Maimará se convierte en emblema de lo que el turismo del futuro puede y debe ser: un encuentro genuino entre culturas, un compromiso con el planeta y una celebración de las raíces que nos definen.

Porque a veces, los pueblos más pequeños son los que enseñan las lecciones más grandes.

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