
por Lic. María Delia Nieva Prebe
Continuamos nuestra visita. Vecina a la Casa de Gobierno, la Casa Padilla.
Formaba parte de un solar que perteneció al gobernador José Frías (1792-1874), quien lo dividió para entregarlo a sus hijos Justiniano y Lastenia Frías de Padilla. El sector correspondiente a Justiniano se demolió y lo que actualmente se conserva fue la residencia que doña Lastenia compartiera con su esposo, el doctor Ángel Cruz Padilla (1837- 1892).
Por lo que se la conoce como Casa Padilla.
La casa pasó luego a su hijo, el doctor Alberto Padilla, cuya familia la habitaría hasta 1962. La rama Padilla-Gallo fue la última propietaria y la vendió al Estado en 1972.
La Casa Padilla actualmente es un museo de Arte Decorativo.
Dónde aún se conserva en la Sala principal unas sillas tapizadas. Bordadas por la Sra. de Padilla con las fábulas de Esopo.
También hay finas porcelanas que el matrimonio trajo de viaje por Europa.
La casa se estrenó en 1860.
Su estilo “italianizante”. Típico de aquella época. Una característica muy marcada de dicho estilo son sus rejas muy trabajadas. De hierro forjado. Las rejas del periodo colonial son sencillas.
La casa tiene 17 habitaciones que rodean a cuatro patios. Tiene un aljibe.
Es la típica "casa chorizo”. ¿Sabes amigo por qué? No. Entonces te lo cuento.
Durante la Colonia la plaza en un pueblo era el mercado donde hacías las compras. Fueron pasando los años. Vinieron mejores tiempos. Más prosperidad. Entonces empezaron a surgir los negocios. Y la plaza pasó a ser el lugar de paseo. Por dónde paseaban los comerciantes.
Los vecinos con mejor situación paseaban con su familia. Todos allí iban a lucir sus trajes.
Cuando más prósperos eran construían su casa frente a la plaza.
Quien más tenía quería todos vieran desde afuera.
Por eso la casa chorizo. Con la puertas abiertas que se viera hasta el fondo. ¿Porqué? Para mostrar lo que se tiene.
Cuando más trabajadas las rejas también estaba diciendo que el dueño tenía dinero.
Se quería mostrar cuánto se tenía.
Estamos cerca del mediodía y aún nos falta un poco más de una cuadra.
Ahora doblando por 24 de setiembre. Decimos como los tucumanos la 24.
Fecha de la Batalla de Tucumán. Muy importante para los tucumanos.
Esta calle divide la ciudad en sur y norte. Desde allí cambian de nombre las calles.
La calle 25 por dónde veníamos pasa a llamarse 9 de julio. La calle Laprida recuerda dónde está el ex Bco. provincia pasa a llamarse Congreso.
Apenas inicia la cuadra del 500 de calle, 24 está la Casa Nougués. Fue la casa familiar del Ing. Nougués que hizo construir la Casa de Gobierno.
Actualmente funciona allí el Ente de Turismo.
La casa se inauguró en: 1911. Es proyecto de los Arquitectos: José de Bassols y Eduardo Lanús.
Su estilo: es claro ejemplo de arquitectura francesa en Tucumán en aquella época.
Es un petit-hotel.
Tiene cuatro plantas y ascensor. Con señorial escalera dónde aún hay un piano de cola.
En 1972 la compra la provincia para que funcione la Secretaría de Turismo.
Al lado funcionan dependencias de la universidad privada SAN PABLO T - CENTRO, EX CASA NOUGUÉS - ROMERO
El petit - hotel residencia de la familia Nougués Romero, Es proyecto del Arquitecto: Luis Martín.
Se inauguró en 1917.
Estuvo construida en el mismo solar que la Casa Nougués que con el correr del tiempo fue dividido.
En la década del 2.000 Funcionó como sede de la intendencia de San Miguel de Tucumán. Luego se habilitó allí el Centro de Atención Educativa (CAE). También la Dirección Municipal de Turismo.
En 2015 abrió como Centro Cultural de la Universidad de San Pablo-T.
Unos metros más llegamos a la Catedral, una de las tres más antiguas de Argentina.
Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación, iglesia matriz de San Miguel de Tucumán
Se inauguró el 19 de febrero de 1856.
Es proyecto del Arquitecto: Pedro Delgare Etcheverry, vasco-francés.
Su estilo es neoclásico.
Los cimientos son de la fecha de la fundación de San Miguel de Tucumán en 1685.
Muchos años fue una iglesia sencilla de adobe. Tenía techo a dos aguas. Con tejas.
Su estilo barroco colonial hispanoamericano.
A mediados del siglo XIX, durante la gobernación de Celedonio Gutiérrez se la convierte en una importante construcción religiosa del norte argentino. En estilo neoclásico.
Tiene dos torres con cúpulas. En una de ellas hay un reloj que fue del Cabildo de Tucumán.
Los arquitectos han sabido unir con armonía varios estilos (neoclásicos, renacentistas y barrocos) típico del estilo ecléctico. El que estaba de moda en esa época.
Hay que prestar atención especial al bello frontispicio en la parte superior del pórtico. Lo sostienen seis fuertes columnas dóricas,
El frontispicio triangular tiene un detalle muy importante neoclásico con un importante friso esculpido en mármol. Obra del escultor Juan Bautista Finochiaro.
En el bajorrelieve se representa el Éxodo: Con Moisés en el desierto que descansa bajo la sombra de un árbol. Mientras el pueblo israelita le trae al profeta un racimo. Lo que se dice es alusión a la ciudad de Tucumán que se encuentra en el centro de un fértil vergel.
Sobre el frontispicio, en la mitad hay la estatua en mármol blanco de la Virgen María.
Para disfrutar de la belleza del frontispicio es mejor cruzar a la plaza y desde allí contemplar la magnífica obra de arte.
Ahora seguimos por calle Laprida. A pocos metros. Frente a nosotros otro mundo petit-hotel; *El Centro Cultural Rougés* de la Fundación Miguel Lillo. Nació en junio de 1990.
Es la antigua Casa Rougés. Se inauguró en: 1913. Es proyecto del Arquitecto: José de Bassols.
A la casa donde funciona el Centro Cultural la hicieron construir el industrial Julio Caínzo y su esposa. En 1918 fue vendida al político Brígido Terán. Luego fue allí Tribunales Federales.
Fue construida en estilo academicista francés y como Petit-Hotel.
En 1973 la Fundación Miguel Lillo, adquiere la propiedad.
Por lo que el 1 de junio de 1990 se inauguró el Centro Cultural.
Es interesante visitarla. Siempre hay importantes exposiciones de pinturas. Conferencias de destacadas personalidades.
Pueden pedir hacer una visita guiada y conocerán la interesante casa de tres pisos.
Si van por la mañana de lunes a viernes y hay algo en especial que de allí quieren saber. Pidan hablar con Elenita Rougé. No solo sabe mucho, sino que siempre la encontrarán con una sonrisa y dispuesta a brindar cuando sabe.
Ahora nos falta recorrer la centenaria Plaza Independencia descubriendo y disfrutando cada espacio con su encanto y su historia.
En el centro la magnífica obra de la Escultora Lola Mira, la estatua de la Libertad.