Diario y recomendaciones de Turismo

Diario y recomendaciones de Turismo

El Camino de los Puentes Colgantes y el mítico Hotel El Cóndor: legado histórico en las sierras de Córdoba

El Camino de los Puentes Colgantes, que une Copina con El Cóndor en el corazón de las Altas Cumbres cordobesas, es mucho más que un tramo de ripio atravesando quebradas y arroyos de montaña. Es, en esencia, una obra de ingeniería pionera, cargada de historia, fe y tesón, y uno de los grandes atractivos turísticos para quienes buscan descubrir rincones poco transitados y llenos de mística.
Su construcción tiene un nombre que aún hoy resuena en la memoria de los cordobeses: el del santo José Gabriel del Rosario Brochero, conocido como el Cura Gaucho. Fue él quien, durante años, gestionó y bregó por la creación de un camino que permitiera unir el Valle de Traslasierra con la ciudad de Córdoba. Su objetivo era claro: mejorar la vida de las comunidades serranas, facilitar la llegada de médicos, maestros y productos, y romper el aislamiento que sufrían los pueblos de montaña.
El tramo completo del camino, que va desde Copina hasta El Cóndor, tiene unos 20 kilómetros y aún se conserva de ripio. Sin embargo, el pasaje más célebre es el de los cinco puentes colgantes, que se extienden en apenas tres kilómetros. Allí, el recorrido se convierte en un espectáculo único: los vehículos deben atravesar estructuras metálicas suspendidas sobre profundos arroyos, rodeados de laderas verdes, cascadas y miradores naturales.
Una experiencia de viaje
Recorrerlo en automóvil o motocicleta demanda alrededor de una hora, pero los más aventureros eligen hacerlo a pie o en bicicleta, aprovechando la cercanía del río y la inmensidad del paisaje. La transitabilidad es apta para vehículos convencionales en épocas secas, aunque lo recomendable es ingresar con camionetas o autos altos, sobre todo si se intenta llegar hasta El Cóndor en temporada de lluvias.
Muchos visitantes optan por detenerse en los márgenes del camino para disfrutar de un mate, sacar fotografías o simplemente contemplar cómo el tiempo parece detenerse en ese paraje histórico. El sonido del agua corriendo bajo los puentes y el viento serrano acompañan la experiencia, sumando un valor emocional difícil de describir.
El Cóndor y su hotel emblemático
En el extremo superior del camino se encuentra la pequeña localidad de El Cóndor, que durante décadas tuvo un atractivo central: el Hotel El Cóndor, una construcción imponente que en sus tiempos de esplendor albergó a viajeros, políticos, intelectuales y familias enteras que buscaban aire puro y descanso en medio de las montañas.
El hotel fue inaugurado a mediados del siglo XX, en tiempos donde el turismo serrano comenzaba a consolidarse como motor de la economía cordobesa. Su ubicación privilegiada, sobre un balcón natural de las Altas Cumbres, le otorgaba una de las mejores vistas panorámicas de toda la región. Quienes lo visitaban recuerdan sus amplios salones, la chimenea encendida en invierno, las tertulias nocturnas y la convivencia entre visitantes de distintas provincias.
Aunque con el paso de los años su actividad se redujo, el Hotel El Cóndor sigue siendo un hito en la memoria colectiva. Sus muros guardan historias de encuentros sociales, de la vida serrana de mediados del siglo pasado y del espíritu pionero que acompañó la construcción de esta parte de las sierras. Hoy, en ruinas o parcialmente reutilizado, representa un testimonio de cómo Córdoba comenzó a abrirse al turismo antes de convertirse en el gigante que es en la actualidad.
Patrimonio cultural y turístico
La combinación del Camino de los Puentes Colgantes con el recuerdo del Hotel El Cóndor configura un patrimonio histórico-cultural de enorme valor. Mientras el primero simboliza la lucha de Brochero y los ingenieros por conectar regiones aisladas, el segundo muestra cómo esas rutas transformaron el paisaje social y económico, impulsando la llegada de viajeros que buscaban naturaleza y descanso.
Hoy, tanto senderistas como ciclistas, automovilistas curiosos o familias enteras recorren este circuito con la sensación de estar atravesando un museo a cielo abierto, donde la historia, la fe y el turismo se entrelazan.
Un viaje que conecta pasado y presente
Visitar este tramo de las sierras cordobesas no es solo un paseo. Es también una forma de revivir un legado: el de un santo que soñó con caminos para unir pueblos, el de los ingenieros que lograron vencer quebradas y ríos con sus puentes, y el de un hotel que simbolizó la hospitalidad de una época.
Quien llegue a este rincón de Córdoba se encontrará con algo más que paisajes de ensueño: descubrirá una historia viva, que aún late en las piedras del camino y en las ruinas de un hotel que fue testigo del nacimiento del turismo en la provincia.
Un circuito para recorrer despacio, con los sentidos abiertos y la certeza de que el tiempo, allí, tiene un ritmo diferente.

Etiquetas: Colgantes., Cordoba, El Condor, Hotel, paisaje, Puentes

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio